Cuando una persona fallece, las personas llamadas a su herencia tienen dos opciones: aceptar o rechazar los bienes y derechos que les haya dejado el fallecido, y tanto una como otra opción son actos libres y voluntarios.
Según nuestro Código Civil, la aceptación de la herencia es el acto libre y voluntario a través del cual una persona llamada a una herencia manifiesta su voluntad de aceptar todo lo que esta conlleve.
Desde el momento en el que una persona acepta una herencia pasa a considerarse heredero, pero en este punto todavía no puede ser considerado titular de los bienes y derechos que forman el caudal hereditario.
Esto nos lleva a la distinción entre aceptación y partición. La partición de una herencia es un acto en el que participan los ya considerados herederos y en el cual se reparten los bienes y derechos que forman el patrimonio del fallecido, adquiriendo de esta manera la propiedad de los mismos.
Una herencia tiene que ser aceptada o rechazada al completo, es decir, no se puede renunciar a parte de una herencia, aunque el Código Civil recoge ciertos matices sobre este aspecto.
TIPOS DE ACEPTACIÓN
- ACEPTACIÓN PURA Y SIMPLE
Se aceptan todos los bienes del fallecido y también todas sus deudas. En este caso el heredero responderá de dichas deudas con todo el patrimonio del fallecido y también con sus propios bienes.
- ACEPTACIÓN A BENEFICIO DE INVENTARIO
En este caso se aceptan también todos los bienes y las deudas del causante, pero el heredero sólo responderá de estas deudas con el patrimonio del fallecido, es decir, no se atacaría nunca a sus propios bienes.
MOTIVOS PARA RECHAZAR UNA HERENCIA
Las causas por las que una persona decide rechazar una herencia pueden ser muy diversas, ya que pueden ir desde cuestiones personales hasta fiscales o económicas. Sin embargo las razones más habituales por las que actualmente una persona decidiría rechazar una herencia son:
IMPUESTO DE SUCESIONES Y DONACIONES
Cuando una persona decide aceptar una herencia tiene que liquidar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Este impuesto varía según la Comunidad Autónoma en la que residiera la persona fallecida. En algunas Comunidades y para algunos patrimonios, este impuesto puede alcanzar cantidades muy elevadas, por lo que si los herederos no pueden hacer frente a este pago, en muchos casos se verán obligados a rechazar la herencia.
DEUDAS DEL HEREDERO
Al aceptar y repartir una herencia, los bienes del fallecido pasan a formar parte del patrimonio del heredero. Si el heredero tiene deudas, los acreedores podrán embargar estos nuevos bienes que se han integrado en el patrimonio del deudor. Esta es otra de las razones por las que una persona podría decidir rechazar una herencia, ya que al hacerlo, su parte de la herencia pasaría a otra persona posiblemente libre de deudas.
DEUDAS EN LA HERENCIA
Una herencia se acepta con todos sus bienes y todas sus deudas. Podría ocurrir que el caudal hereditario presentara más perjuicios que beneficios, es decir, que el fallecido tuviera más deudas que bienes en su patrimonio. Este es el motivo más común por el que una persona llamada a una herencia decide finalmente rechazarla, ya que en este caso, aceptar la herencia sólo reportaría deudas al futuro heredero.
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